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miércoles, 9 de febrero de 2022

miércoles, 10 de noviembre de 2021

22 SALÓN INTERNACIONAL DEL LIBRO TEATRAL

 Arranca el 22 Salón Internacional del Libro Teatral.

El jueves, los alumnos del IES Antonio Machado representarán mi pieza juvenir "Take away".

Y el sábado estaré presentando el nuevo número de la revista Primer Acto.

También podéis encontrar mis obras en los stands de Grupo Éride y ASSITEJ-España.

Dejo enlace para consultar toda la programación del 22SILT: http://siltvirtual.aat.es/21-silt-en-el-teatro-valle-inclan-2/




sábado, 13 de abril de 2019

La confusa historia de la campesina y el dragón

Ya tengo en mis manos el libro solidario El canto del búho en el que se pueden encontrar cuentos infantiles para niños y niñas a partir de 8 años. Mi colaboración es "La confusa historia de la campesina y el dragón" que tan maravillosamente ha ilustrado Raquel F Sáez. El objetivo es recaudar fondos para reconstruir la Casa Búho en Machalilla (Ecuador), un punto de encuentro y actividades dirigidas a la juventud que se quemó. Disponible en Lanua Editora.



martes, 29 de noviembre de 2016

Y...

Y te regalan un libro para darte las gracias. 
Y quienes te lo regalan son personas autistas. 
Y uno siente cómo pierde el control sobre sus emociones... 
Gracias Rodrigo, Sergio y Jose Antonio (PAUTA. Psicopedagogía del autismo y trastornos asociados)


lunes, 14 de septiembre de 2015

B liberada



B se quitó los tacones y tiró su ropa.
Llegó hasta la habitación prohibida.
Entre los libros encontró cientos de cosas interesantes y olvidó una: ser como le habían dicho que tenía que ser.

martes, 4 de agosto de 2015

27-VETUSTA

Rescato en el blog este relato que publiqué hace un tiempo en la revista literaria el Globo Sonda. Que lo disfrutéis. Con cariño para el grupo de facebook "Mucho más que letras."


27-VETUSTA
L. FERNANDO DE JULIÁN

Alejo y Piedad se despertaron a la misma hora, las rigurosas y exactas ocho de la mañana, pero en habitaciones distintas. Más de cuarenta años juntos y ahora tenían que dormir separados. Aquella situación no había llegado por capricho ni por distancias insalvables entre ellos, sino porque las normas de la residencia así lo establecían. Ambos formaban un caso de los denominados “no usual”, lo que también puede entenderse como excepcional. La mayoría de las realidades de los residentes era que, o bien un miembro de la pareja ingresara tras varios años de viudedad y trompazos con la autonomía personal siendo asistido por los servicios sociales de zona,  o bien ingresara porque los familiares habían decidido que la vida en la residencia era lo mejor. Alejo y Piedad eran la excepción, ingresaron voluntariamente el día que ellos solos se dieron cuenta que la suma de los problemas de salud propios de la edad y los problemas de memoria daban un resultado demasiado alto para sus posibilidades. Más de cuarenta años durmiendo juntos y ahora tenían que hacerlo separados.
Después de asearse oportunamente tocaba el desayuno. Alejo siempre esperaba a Piedad en las escaleras. Ella aparecía cada mañana por el fondo del pasillo de las habitaciones de las mujeres, con el pelo suelto y un perfume que era la envidia de la primavera. A Alejo le flaqueaban de continuo las piernas y más cuando el corazón se le aceleraba un poquito sólo con distinguir su figura. Como un ritual, Piedad llegó a su destino y sin decir nada Alejo le cedió el pasamanos. Ambos se miraron tiernamente.
-          ¡Somugrosa!- Le dijo con energía Alejo.
-          ¡Zorrocloco!- Le respondió Piedad.
Y juntos bajaron apoyaditos el uno en el otro los diecisiete escalones hasta la planta baja. El ascensor estaba, y sigue estando, reservado para los residentes con silla de ruedas o andadores; los demás tenían que bajar por las escaleras por tajante orden médica. Llegados al comedor se sentaron a la mesa, eso si podían hacerlo juntos, y esperaron el medido y energizante café acompañado con dos suizos. Alejo engullía mientras Piedad masticaba con seguridad.
-          ¡Lagarta!
-          ¡Mameluco!
Se levantaron al unísono con la despreocupación de quien no tiene que recoger nada y Alejo apretó el paso para sacar unos metros de distancia y esperar a Piedad a pie de las escaleras.
-          ¡Pelagatos!
-          ¡Tragaldabas! -Replicó Piedad.
Sujetos el uno en el otro subieron los omnipresentes diecisiete escalones hasta la primera planta. Superado el último:

-          ¡Pazhuata!
-          ¡Trasnucao!
La pareja tomó direcciones opuestas, cada uno hacia su habitación, con el objetivo inminente de lavarse los dientes.
Veinticinco eternos minutos, una ausencia prolongada más de lo debido, se convertían casi a diario en un aporreo enérgico e insistente en la puerta de Alejo que, abriendo con parsimonia, se encuentró el rostro serio e impaciente de Piedad clavándole la mirada. El efecto inmediato fue que las piernas le tambaleasen de nuevo. Nervioso, atropelló las sílabas:
-          ¡Fi! ¡Fi! ¡Filibs! ¡Filibustera!
-          ¡Y tú arrapiezo!
Con las prisas puestas, y sin banda sonora que sonase de fondo, navegaron el largo pasillo hasta las escaleras. Cuando arribaron Alejo cedió el pasamanos y ocupó su lugar mascullando:
-          ¡Calambuca!
Piedad vocalizó perfectamente:
-          ¡Fu-las-tre!
Bien amarraditos el uno al otro bajaron los diecisiete escalones hasta la planta baja, y allí otra vez:
-          ¡Huelegateras!
-          ¡Haragán!
Como topos que no necesitan ver el camino se adentraron en un sinfín de pasillos que les llevó hasta la sala de gimnasia de mantenimiento donde se emborracharon en cincuenta minutos con un cocktail preparado a base de ejercicios de Tai-Chi, Yoga y Pilates. Empapados en sudor salieron de la sala camino a la merecida ducha, no sin antes despacharse a gusto mutuamente:
-          ¡Petimetre!
-          ¡Fanfosquero!
Convirtiéndose en el mismísimo Sísifo, Alejo se adelantó y ocupó su bien sabido puesto al pie de la colina, también conocida como escalera que lleva a la primera planta, donde esperó a Piedad para esgrimirle con la guardia baja un:
-          ¡Ganapán!
Ataque que Piedad defendió y contratacó con un:
-          ¡Estulto!
A compás de cuatro por cuatro subieron las escaleras y se separaron camino a las duchas sin un tímido “adiós”. Una pareja fortalece sus cimientos si sabe respetar los tiempos y distancias propios. Tras la ducha; el tal vez vea aprovechó para entretenerse viendo la televisión un rato o simplemente miró por la ventana olvidando el tiempo o hizo garabatos con rostro de mujer sobre un papel reciclado. Ella, puede que le quedase tiempo para acabar un broche de fieltro o miró las fotos de una revista o se puso al día de la actualidad de la residencia en el corrillo de compañeras.
Las dos menos diez. Dicho así no parece tener mucha magnitud, pero en la rutina de una residencia este dato temporal se traduce en una algarabía de personas con hambre que bajan y se atropellan por las escaleras en dirección al comedor. Ellos estratégicamente se esperaron.
-          ¡Chirimbaina!
-          ¡Gaznápido!
Y tranquilos, porque el torrente ya ha pasado, se dejaron lle(g)ar.
Alejo engullía y Piedad masticaba con seguridad mientras se miraban a los ojos.
-          ¡Taramba! -Protestó él.
-          ¡Mastuerzo! -Alegó ella.
La salida del comedor era el mejor momento para la pareja. Las auxiliares estaban tan ocupadas recogiendo platos, metiendo prisas y frenando a los propensos a atragantarse, que el ascensor quedaba libre de vigilancia. Unos metros de paseo disimulado y con diligencia se colaron en el ascensor. Un metro y medio cuadrado de estrecha y necesitada intimidad que dura apenas unos segundos. Benditos segundos. Más de cuarenta años juntos y ahora el tiempo y el espacio eran minúsculos.
-          ¡Hasta luego lechuguina!
-          ¡Adiós mequetrefe!
Con un pequeño beso, que prolongó sin duda el que se dieron dentro del ascensor sin la mirada de nadie, se despidieron hasta después de la siesta.
Hora y media después Alejo llegó tarde y lo sabía, Piedad le había ganado la mano y le esperaba hierática junto a las escaleras. Alejo agachó la cabeza, metió el rabo entre las piernas y muy bajito suspiró:
-          ¡Cantamañanas!
-          ¡Carpetovetónico! –Proclamó bien alto Piedad.
Como un iceberg a la deriva bajaron hasta el comedor donde aún les esperaba un café con leche y magdalenas para ella y un zumo con montadito para él. Alejo engullía y Piedad masticaba con seguridad mientras, esta vez  no, se miraban a los ojos.
La merienda terminó y se produjo un silencio. Piedad increpó con la mirada pero Alejo no alcanzó a interpretar el mensaje. Piedad miró hacia la puerta del comedor, le miró a él y volvió a mirar la puerta. Alejo confundido miró el envoltorio de las magdalenas, la puerta del comedor y de nuevo el envoltorio. Piedad se desesperó y empezó a martillearle con la mirada. Alejo se buscó en la solapa de la camisa una mancha inexistente. Piedad se echó la mano a la cabeza. Alejo se refugió mirando su reloj.
-          ¡Vetusta! –Explotó Piedad- ¡Veintisiete vetusta! ¡Ve-tus-ta!
Entonces soltó un manotazo en la mesa que derribó el café, el zumo, el envoltorio y más de cuarenta años juntos.
Ante la situación de violencia desmedida, las auxiliares les hicieron levantarse y les acompañaron hasta el despacho del psicólogo.
-          ¿Qué ha sucedido?
-          Este, que se ha quedado en veintisiete. Vetusta. Vetusta. ¡Vetusta! –Espetó a Alejo que sólo pudo suspirar un exculpatorio:
-          Ainssss…
-          Bueno, no está mal. Recuerde cuando no pasábamos del nueve. –Proclamó conciliador el psicólogo.
-          Filibustera. –Apuntó Piedad.
El psicólogo prosiguió su discurso:
-          La terapia no está yendo nada mal. Hemos avanzado notablemente. Alejo, usted tiene que recordar que cada insulto se asocia con una acción o actividad concreta. No vale otro insulto, tiene que ser el insulto asociado. Piense en la actividad y el insulto le saldrá solo.
-          ¿Usted de verdad cree que esto va a funcionar? –Interrumpió Piedad- No sé, yo me siento rara…
-          ¿Rara? ¿Por qué?
-          No sé, tanto insulto… pues…
-          ¿Sí?
-          Es que… a mí… pues… ¡como que me dan ganas de acostarme con éste!
-          ¿Cómo? -Preguntó el psicólogo con las cejas arqueadas.
-          Ya sabe, de hacer el amor.
-          Bueno, si quieren podemos hablar de las relaciones sexuales en la edad madura.
-          ¡Oiga! –Replicó Piedad- ¡Que yo no necesito su sermón ni su bendición! A ver si se cree que me va usted a enseñar algo nuevo. ¡Bastase!
-          No se moleste Piedad.
-          ¡Me molesto lo que me da la gana! ¡Que yo me meto en la cama con este cuando quiera!
Alejo interrumpió ametrallando en todas direcciones:
-          ¡Somugrosa, lagarta, pelagatos, pazhuata, filibustera, calambuca, huelegateras, petimetre, ganapán, chirimbaina, taramba, lechuguina, cantamañanas, vetusta, zangolotina, mentecata y foligosa! –Tomó aire y continuó- ¡Zorrocloco, mameluco, tragaldabas, trasnucao, arrapiezo, fulastre, haragán, fanfosquero, estulto, gaznápido, mastuerzo, mequetrefe, carpetovetónico, sinsorgo, soplagaitas, alicáncano, montaraz, mostrenco, mamotreto y tróspido!
Alejo miró al psicólogo, miró a Piedad, y concluyó:
-          ¡Los míos y los tuyos! ¡Ale, vamos pa tu habitación!
Enlazados por la pasión volaron hasta la primera planta saltándose los dichosos diecisiete escalones.

miércoles, 8 de abril de 2015

UN MUNDO SIN TUMBAS

Aquí os dejo el enlace a mi incursión en la narrativa de tintes apocalípticos. Se trata del capítulo 4 de la obra colectiva "Un mundo sin tumbas".


http://www.elglobosonda.com/index.php?option=com_content&view=article&id=937&catid=36&Itemid=91

lunes, 26 de mayo de 2014

FANTOCHE (revista del arte de los títeres)



Hoy me toca presentaros la revista Fantoche, el Arte de los Títeres. Publicación en la que colaboro junto con un equipo humano siempre lleno de energías e inquietudes. La revista es uno de los proyectos de publicaciones de UNIMA Federación España. A lo largo de sus números he ido poniendo mi granito de arena con artículos y fotografías. He elegido estos dos números ( 4 y 5) por llevar en la portada fotografías que ha realizado este servidor (qué clásico suena esto). Podéis descargaros los números en PDF aquí: UNIMA Federación España publicaciones

jueves, 1 de mayo de 2014

PEQUEÑA CARTA DE UNA FUTURA TRABAJADORA




CARTA A LOS INCOMPETENTES Y LOS EGOÍSTAS
 (léase políticos y empresarios sin escrúpulos)

Yo no trabajo, aún soy una niña, pero ya juego a imaginar qué seré de mayor. Sueño con ser doctora o bailarina o maestra o veterinaria o astronauta… sueño un sinfín de posibilidades para las que aún tengo tiempo de decidir. Porque recuerden, soy una niña que aún está descubriendo el mundo. De ese sinfín de posibilidades, lo cierto es que tendría que restar la mitad ya que ustedes no se preocupan de que tenga una educación completa pero sí se ocupan de que en el futuro las tasas de pago sean tan altas que por mi clase social no pueda pagarlas. Y lo cierto es que a ese mismo sinfín de posibilidades debería restar la otra mitad que queda ya que los empresarios de este país están tan ocupados en EREs ficticios, congelación de sueldos y recortes para optimizar que se les ha olvidado invertir en el potencial humano y arriesgar en nuevos campos. Resultado: un sinfín de IMposibilidades. Menos mal que siempre me quedará una ocupación: CRÍTICA. Algo que me enseñarán mis padres y mis familiares sin que les pague tasa alguna y para lo que siempre hay un hueco porque de eso se trata, de salir de la zona de confort para analizar, decir y no autocensurarse. La verdad, para esto último ustedes me lo están poniendo muy fácil. ¿Tienen miedo ya? ¿No? Pues visualicen la legión de adultos críticos que les va a pasar por encima dentro de dos décadas (aprox.)

Un saludo. Sigan haciendo ustedes como que hacen algo que nos beneficia a los futuros y presentes trabajadores…


Dedicado a los trabajadores que aguantan, a los que están contentos, a los parados, a los estudiantes que acaban y no encuentran, a las mamás que luchan por reincorporarse y a todos los que no pierden la sonrisa.

martes, 29 de abril de 2014

TEATRO Y FOTOGRAFÍA


Cuando escribo teatro veo en mi cabeza imágenes que me gustaría fotografiar. Las veo con tanta intensidad... veo el ángulo en el que capturo, la luz que se distribuye... Sin darme cuenta, calculo hasta los valores técnicos con los que debería ajustar la cámara.

Cuando fotografío veo en mi cabeza las palabras y las acciones escénicas que se desarrollan. Las veo con tanta intensidad... veo el orden en el que se produce el diálogo, la pausa y el silencio... Sin darme cuenta, estructuro un principio y un título con el que jugar y desarrollar.

Cuando escribo teatro. Cuando fotografío. Puede salir cualquier cosa... que me hace ser como voy siendo. Quedan explicadas mis dos pasiones.

Texto y Fotografía: Luis Fernando de Julián.

CAPERUZA ROJA

 Ya está en imprenta mi álbum ilustrado juvenil "Caperuza Roja", publicado por @lapagina_48 Una historia muy diferente al cuento q...