lunes, 28 de abril de 2014

LA NOCHE DE LOS LÁPICES (texto teatral breve íntegro)

 Aquí os dejo mi texto teatral breve dirigido a jóvenes "La noche de los lápices" inspirado en los acontecimientos que sucedieron en Argentina y llevan el mismo nombre.

Valencia, 23 de febrero de 2012. Lucía está en un parque, escribiendo en su portátil. Se acerca Álvaro.

Álvaro- ¿Qué haces?
Lucía- Estoy escribiendo una obra de teatro breve.
Álvaro- ¿De qué va?
Lucía- Acabo de empezarla. Es la historia de la noche de los lápices, unos estudiantes de secundaria argentinos que en 1976 fueron secuestrados… y aún no han aparecido.
Álvaro- A ver…

Comienza la acción paralela en los calabozos de Quilmes, muy cerca de La Plata. Vemos una sala pequeña y gris con poca luz. Al fondo un pequeño carrito metálico con ruedas, lleno de óxido y “herramientas”. Es el 17 de septiembre de 1976. Entra el guardia, un tipo corpulento y grasiento, arrastrando a un chico de unos dieciséis años con los ojos vendados, maniatado y sin camisa. El chico forcejea a la vez que grita una y otra vez:

Chico- ¡Soltame guacho! ¡Soltame!

El guardia sienta al chico en una silla destartalada, tras una vieja mesa de interrogatorios. Entra el comisario.

Guardia- (Servicial) Señor comisario.

El comisario se acerca hasta el chico y lo mira de arriba abajo. Hace ademán de golpearle en la cara para asegurarse de que la venda está bien puesta y no pueda verle.

Guardia- Este pibe no suelta manija, señor.
Comisario- ¿Le metiste la picana?
Guardia- Aún no.
Comisario- Pelotudos de mierda… ¿Es que tengo que hacerlo todo yo? Tenés que picanearle la pija (Estruja al chico por los testículos mientras este grita) O mejor denle picana por el orto que tal vez le gusta (Tirándole de una oreja) ¿verdad pibe? ¿verdad? ¿No tenés suficiente? Acá te vamos a cagar a trompadas, flaco (Suelta al chico con desprecio y saca un pañuelo con el que se limpia las manos) Que asco… creo que este se meó encima. (Pausa) Morales, se va un flaco, ponemos otro. ¿Entendés?
Guardia- Sí, señor comisario.
Comisario- (Saliendo) Dale negro.

El guardia se queda sólo en escena, se rasca el cogote pensando cuál va a ser su próximo paso.

Álvaro- (Mirando su Smartphone) ¡ufff!
Lucía- ¿Qué pasa?
Álvaro- He buscado picana: Máquina de descargas eléctrica utilizada para torturar. (Pausa) ¿Por qué los secuestraron?
Lucía- Porque hicieron una manifestación para reivindicar el boleto estudiantil.
Álvaro- ¿Qué es eso?
Lucía- Un carnet para que los estudiantes pudiesen tener descuento en el transporte público.
Guardia- (Rompiendo bruscamente su inmovilidad) Escuchame pibe… vas a cantar todo.
Chico- (Tajante)  Quiero hablar con mis viejos.
Guardia- Che, ¿querés hablar? Ok, pibe. Hablá conmigo. No seas boludo pibe, si vos querés podemos hablarlo todo, no hay problema.
Chico- La concha de la lora…

Pausa.

Guardia- ¿Con quién andas?
Chico- Con nadie.
Guardia- Dame un nombre pibe.
Chico- Con nadie, con nadie. ¡Con nadie! ¿Es que sos sordo guacho de mierda? ¿Cuántas veces tengo que repetirtelo? (Levantándose en el sitio) ¡No ando en nada, no ando con nadie! ¡Sos vos el que está podrido, no yo!

El guardia se acerca y le da un puñetazo. El chico cae sobre la silla y escupe sangre.

Guardia- Pibe, andate y cuidado. Piolas a mi no, che.  No te confundás. (Se acerca al chico y le habla al oído) Si quiero, agarro esta silla y te la meto por el orto hasta que hablés, flaco.
Chico- Eso es lo que te gusta, ¿no? ¿los ortos de los pibes?

El guardia le da otro puñetazo.

Gardia- Andate pibe, ándate. Los muchachos me contaron que tenés una hermana. Una yegua relinda ¿Todavía no se la cogieron?
Chico- No puedo verte hijo de puta, pero puedo olerte, y olés a mosca. A esas moscas de la mierda que andan todo el día pegadas chupando lo que los demás cagan. (Simula el zumbido de las alas de una mosca) Bzzzz, bzzzz. ¿Querés pegarme otra más? Dale, boludo. Ya me importa todo una mierda.

El guardia se da la vuelta y prepara un vaso de agua.

Guardia- ¿Tenes sed, pibe?
Chico- ¿Ahora sos amable?
Guardia- (Cortante) ¿Querés agua?
Lucía- (Dirigiéndose al chico) ¡No! ¡no tomes agua!
Chico- (Dirigiéndose a Lucía) ¿Por qué? Tengo sed.
Lucía- Si bebes agua y luego te dan con la picana, revientas como un sapo.
Chico- ¿Cómo lo sabés?
Lucía- Lo he leído.
Guardia- Che, ¿que no vas a responder, pibe? ¿Eh?
Chico- No. No quiero señor.
Guardia- No quiero señor… que educado parecés ahora. (Pausa). Ahora vamos a divertirnos un poco pibe.(Le derrama el agua por encima y acerca la picana) ¿Vas a hablar?

Suena un aviso en el Smartphone de Álvaro. La acción se congela.

Lucía- ¿Qué es?
Álvaro- (Lee) Valencia dobla el número de efectivos antidisturbios. Pasan de ser 100 a 190.
Lucía- No sé si pensar que tienen miedo a que hagamos algo o pensar que son ellos los que quieren hacer algo.
Álvaro- (Suena otro aviso) Nos han bautizado: “La primavera de Valencia” ¿De dónde viene eso de la primavera?
Lucía- De Praga. Luego te lo cuento. Calla, que entra alguien.

Entra el comisario que interrumpe al guardia.

Comisario- ¡Morales! Venga acá.
Guardia- (Dándose la vuelta asustado) A sus órdenes señor.

En escena se establecen dos diálogos paralelos.

Comisario- Che, ¿soltó algo el flaco?
Guardia- Nada señor. Ahora iba a meterle picana como usted me dijo…
Comisario- Dejalo, cambio de planes.

Pausa.

Comisario- ¿Sabés Morales? Yo creo que son esos libros de mierda que leen, les lavan el cerebro y se creen que pueden hacer y decir lo que quieran… Y eso no es así Morales, ¿verdad que no?
Guadia- No señor comisario.
Comisario- Hay unas normas, y esas normas están para respetarlas. No se puede ser macho si no tenés pelos en la pija.
Chico- (A Lucía) ¿Dónde lo leíste?
Lucía- ¿El qué?
Chico- Lo que dijiste, lo del vaso de agua y el sapo.
Lucía- Lo escribió…
Chico- ¿Por qué te callás? ¿Quién lo escribió?
Lucía- No sé. Lo he olvidado.
Chico- No me versees. No es cualquier cosa como para olvidarlo.
Lucía- ¿Qué importa eso?
Chico- ¿Estás loca? Vos lo sabés porque alguien que paso por acá lo vivió y después lo contó. ¿Es así?
Lucía- (Avergonzada) Sí.
Chico- Decime, ¿quién entonces?
Lucía- Algunos de los que sobrevivieron… tengo una lista.
Chico- Eso significa que otros murieron…
Lucía-Algunos muertos.  Cientos de desaparecidos…
Chico- Me llamo… (Pausa) No, déjalo piba. Vos  no me lo dirías. Y tenés razones para hacerlo… Te entiendo. Perdoname. Parecés una piba piola, tenés que saber la verdad. No nos secuestraron por el boleto. Yo ni siquiera estaba en la manifestación, pero sí estaba en la unión de estudiantes de secundaria… Nos han agarrado por estar organizados, por tener un proyecto… Nosotros no hacíamos nada malo, sólo queríamos que las cosas fuesen mejor… Había mucho movimiento; íbamos por los barrios a ayudar a la gente más pobre, nos reuníamos y debatíamos, editamos revistas estudiantiles… pero jamás hicimos nada malo. No hicimos daño a nadie. Sólo pensamos de una forma crítica y andábamos organizados, eso es lo que les jode.
Comisario- Agarrá al flaco y llevalo a la celda con los otros conchudos.
Guardia- ¿Y la picana?
Comisario- ¡Llevalo a la celda! Luego pasaré  para llevarlo al paredón. ¡Dale negro, sacalo de acá!

El guardia levanta al chico y lo saca de escena forcejeando, éste grita una y otra vez:

Chico- ¡No me olviden! ¡No me olviden! ¡no nos olviden! ¡Recordá La Plata! ¡1976! ¡Recuerden! ¡Tenés que recordar siempre!

El comisario se enciende un puro mientras contempla la escena.

Álvaro- Pero… esto es una obra de teatro, no pasó de verdad ¿no?
Lucía- Eran chicos y chicas de entre catorce y dieciocho años, secuestrados  en mitad de la noche, sin ninguna explicación, en un país tomado por una dictadura armada y sin escrúpulos en la que estaba prohibido pensar diferente a lo establecido. Ninguno de ellos se habría enfrentado así a sus verdugos, hubiese sido un suicidio inmediato, esa es la parte ficticia de esta obra. La otra parte, la de los abusos, las desapariciones y los crímenes, fue más real de lo que he escrito.


El comisario les mira desafiante. Álvaro y Lucía le aguantan la mirada nerviosos. El comisario da una honda calada a su puro y expulsa el humo hacia ellos, mientras dibuja en su rostro una sonrisa premonitoria. OSCURO FINAL.

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