Aquí os dejo mi texto teatral breve dirigido a jóvenes "La noche de los lápices" inspirado en los acontecimientos que sucedieron en Argentina y llevan el mismo nombre.
Valencia, 23 de
febrero de 2012. Lucía está en un parque, escribiendo en su portátil. Se acerca
Álvaro.
Álvaro- ¿Qué
haces?
Lucía- Estoy
escribiendo una obra de teatro breve.
Álvaro- ¿De qué
va?
Lucía- Acabo de
empezarla. Es la historia de la noche de los lápices, unos estudiantes de
secundaria argentinos que en 1976 fueron secuestrados… y aún no han aparecido.
Álvaro- A ver…
Comienza la acción
paralela en los calabozos de Quilmes, muy cerca de La Plata. Vemos una sala pequeña
y gris con poca luz. Al fondo un pequeño carrito metálico con ruedas, lleno de
óxido y “herramientas”. Es el 17 de septiembre de 1976. Entra el guardia, un
tipo corpulento y grasiento, arrastrando a un chico de unos dieciséis años con
los ojos vendados, maniatado y sin camisa. El chico forcejea a la vez que grita
una y otra vez:
Chico- ¡Soltame
guacho! ¡Soltame!
El guardia sienta al
chico en una silla destartalada, tras una vieja mesa de interrogatorios. Entra
el comisario.
Guardia- (Servicial) Señor comisario.
El comisario se acerca
hasta el chico y lo mira de arriba abajo. Hace ademán de golpearle en la cara
para asegurarse de que la venda está bien puesta y no pueda verle.
Guardia- Este
pibe no suelta manija, señor.
Comisario- ¿Le
metiste la picana?
Guardia- Aún no.
Comisario- Pelotudos
de mierda… ¿Es que tengo que hacerlo todo yo? Tenés que picanearle la pija (Estruja al chico por los testículos mientras
este grita) O mejor denle picana por el orto que tal vez le gusta (Tirándole de una oreja) ¿verdad pibe?
¿verdad? ¿No tenés suficiente? Acá te vamos a cagar a trompadas, flaco (Suelta al chico con desprecio y saca un
pañuelo con el que se limpia las manos) Que asco… creo que este se meó
encima. (Pausa) Morales, se va un
flaco, ponemos otro. ¿Entendés?
Guardia- Sí,
señor comisario.
Comisario- (Saliendo) Dale negro.
El guardia se queda
sólo en escena, se rasca el cogote pensando cuál va a ser su próximo paso.
Álvaro- (Mirando su Smartphone) ¡ufff!
Lucía- ¿Qué pasa?
Álvaro- He
buscado picana: Máquina de descargas eléctrica utilizada para torturar. (Pausa) ¿Por qué los secuestraron?
Lucía- Porque
hicieron una manifestación para reivindicar el boleto estudiantil.
Álvaro- ¿Qué es
eso?
Lucía- Un carnet
para que los estudiantes pudiesen tener descuento en el transporte público.
Guardia- (Rompiendo bruscamente su inmovilidad)
Escuchame pibe… vas a cantar todo.
Chico- (Tajante) Quiero hablar con mis viejos.
Guardia- Che, ¿querés
hablar? Ok, pibe. Hablá conmigo. No seas boludo pibe, si vos querés podemos
hablarlo todo, no hay problema.
Chico- La concha
de la lora…
Pausa.
Guardia- ¿Con
quién andas?
Chico- Con nadie.
Guardia- Dame un
nombre pibe.
Chico- Con nadie,
con nadie. ¡Con nadie! ¿Es que sos sordo guacho de mierda? ¿Cuántas veces tengo
que repetirtelo? (Levantándose en el
sitio) ¡No ando en nada, no ando con nadie! ¡Sos vos el que está podrido,
no yo!
El guardia se acerca y
le da un puñetazo. El chico cae sobre la silla y escupe sangre.
Guardia- Pibe,
andate y cuidado. Piolas a mi no, che. No
te confundás. (Se acerca al chico y le
habla al oído) Si quiero, agarro esta silla y te la meto por el orto hasta
que hablés, flaco.
Chico- Eso es lo
que te gusta, ¿no? ¿los ortos de los pibes?
El guardia le da otro
puñetazo.
Gardia- Andate
pibe, ándate. Los muchachos me contaron que tenés una hermana. Una yegua
relinda ¿Todavía no se la cogieron?
Chico- No puedo
verte hijo de puta, pero puedo olerte, y olés a mosca. A esas moscas de la
mierda que andan todo el día pegadas chupando lo que los demás cagan. (Simula el zumbido de las alas de una mosca)
Bzzzz, bzzzz. ¿Querés pegarme otra más? Dale, boludo. Ya me importa todo una
mierda.
El guardia se da la
vuelta y prepara un vaso de agua.
Guardia- ¿Tenes
sed, pibe?
Chico- ¿Ahora sos
amable?
Guardia- (Cortante) ¿Querés agua?
Lucía- (Dirigiéndose al chico) ¡No! ¡no tomes
agua!
Chico- (Dirigiéndose a Lucía) ¿Por qué? Tengo
sed.
Lucía- Si bebes
agua y luego te dan con la picana, revientas como un sapo.
Chico- ¿Cómo lo
sabés?
Lucía- Lo he
leído.
Guardia- Che, ¿que
no vas a responder, pibe? ¿Eh?
Chico- No. No
quiero señor.
Guardia- No quiero
señor… que educado parecés ahora. (Pausa).
Ahora vamos a divertirnos un poco pibe.(Le
derrama el agua por encima y acerca la picana) ¿Vas a hablar?
Suena un aviso en el Smartphone
de Álvaro. La acción se congela.
Lucía- ¿Qué es?
Álvaro- (Lee) Valencia dobla el número de
efectivos antidisturbios. Pasan de ser 100 a 190.
Lucía- No sé si
pensar que tienen miedo a que hagamos algo o pensar que son ellos los que
quieren hacer algo.
Álvaro- (Suena otro aviso) Nos han bautizado:
“La primavera de Valencia” ¿De dónde viene eso de la primavera?
Lucía- De Praga.
Luego te lo cuento. Calla, que entra alguien.
Entra el comisario que
interrumpe al guardia.
Comisario-
¡Morales! Venga acá.
Guardia- (Dándose la vuelta asustado) A sus
órdenes señor.
En escena se establecen
dos diálogos paralelos.
Comisario- Che,
¿soltó algo el flaco?
Guardia- Nada
señor. Ahora iba a meterle picana como usted me dijo…
Comisario- Dejalo,
cambio de planes.
Pausa.
Comisario- ¿Sabés
Morales? Yo creo que son esos libros de mierda que leen, les lavan el cerebro y
se creen que pueden hacer y decir lo que quieran… Y eso no es así Morales,
¿verdad que no?
Guadia- No señor
comisario.
Comisario- Hay
unas normas, y esas normas están para respetarlas. No se puede ser macho si no
tenés pelos en la pija.
Chico- (A Lucía) ¿Dónde lo leíste?
Lucía- ¿El qué?
Chico- Lo que
dijiste, lo del vaso de agua y el sapo.
Lucía- Lo
escribió…
Chico- ¿Por qué te
callás? ¿Quién lo escribió?
Lucía- No sé. Lo
he olvidado.
Chico- No me
versees. No es cualquier cosa como para olvidarlo.
Lucía- ¿Qué
importa eso?
Chico- ¿Estás
loca? Vos lo sabés porque alguien que paso por acá lo vivió y después lo contó.
¿Es así?
Lucía- (Avergonzada) Sí.
Chico- Decime, ¿quién
entonces?
Lucía- Algunos de
los que sobrevivieron… tengo una lista.
Chico- Eso
significa que otros murieron…
Lucía-Algunos
muertos. Cientos de desaparecidos…
Chico- Me llamo… (Pausa) No, déjalo piba. Vos no me lo dirías. Y tenés razones para hacerlo…
Te entiendo. Perdoname. Parecés una piba piola, tenés que saber la verdad. No
nos secuestraron por el boleto. Yo ni siquiera estaba en la manifestación, pero
sí estaba en la unión de estudiantes de secundaria… Nos han agarrado por estar
organizados, por tener un proyecto… Nosotros no hacíamos nada malo, sólo
queríamos que las cosas fuesen mejor… Había mucho movimiento; íbamos por los
barrios a ayudar a la gente más pobre, nos reuníamos y debatíamos, editamos
revistas estudiantiles… pero jamás hicimos nada malo. No hicimos daño a nadie.
Sólo pensamos de una forma crítica y andábamos organizados, eso es lo que les
jode.
Comisario- Agarrá
al flaco y llevalo a la celda con los otros conchudos.
Guardia- ¿Y la
picana?
Comisario-
¡Llevalo a la celda! Luego pasaré para
llevarlo al paredón. ¡Dale negro, sacalo de acá!
El guardia levanta al
chico y lo saca de escena forcejeando, éste grita una y otra vez:
Chico- ¡No me
olviden! ¡No me olviden! ¡no nos olviden! ¡Recordá La Plata! ¡1976! ¡Recuerden!
¡Tenés que recordar siempre!
El comisario se
enciende un puro mientras contempla la escena.
Álvaro- Pero… esto
es una obra de teatro, no pasó de verdad ¿no?
Lucía- Eran
chicos y chicas de entre catorce y dieciocho años, secuestrados en mitad de la noche, sin ninguna explicación,
en un país tomado por una dictadura armada y sin escrúpulos en la que estaba
prohibido pensar diferente a lo establecido. Ninguno de ellos se habría
enfrentado así a sus verdugos, hubiese sido un suicidio inmediato, esa es la
parte ficticia de esta obra. La otra parte, la de los abusos, las
desapariciones y los crímenes, fue más real de lo que he escrito.
El comisario les mira desafiante.
Álvaro y Lucía le aguantan la mirada nerviosos. El comisario da una honda
calada a su puro y expulsa el humo hacia ellos, mientras dibuja en su rostro
una sonrisa premonitoria. OSCURO FINAL.
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