jueves, 7 de enero de 2016

BOLAS (Texto teatral breve)

"Bolas" texto teatral breve que se presentó en las Lecturas Dramatizadas#1 organizadas por el grupo EL TEATRO TAMBIÉN SE LEE en La Infinito el 18 de mayo de 2015 y que fue interpretado por las actrices Carmen Latorre y Krusenka López.


BOLAS

En escena dos niñas tumbadas en una piscina de bolas de un parque de ocio infantil. Las niñas, Daniela y Abril, tienen 12 y 10 años respectivamente pero serán interpretadas por mujeres adultas.

DANIELA- ¿Cómo te llamas?
ABRIL- Abril.
DANIELA- Yo, Daniela.

            Silencio.

ABRIL- ¿Cuántos años tienes?
DANIELA- Doce. ¿Y tú?
ABRIL- Diez y medio.

            Silencio.

DANIELA- ¿A qué hora has entrado?
ABRIL- A las siete. Creo que dentro de cinco minutos me voy...
DANIELA- Hace dos horas. No te había visto...
ABRIL- He estado en las camas elásticas y luego en los cañones disparadores.
DANIELA- Yo llevo aquí desde las cinco.
ABRIL- No te había visto.
DANIELA- Eso es porque tengo el poder de convertirme en bola y entre todas estas nadie puede reconocerme.

            Silencio.

ABRIL- Creo que dentro de cinco minutos me voy...
DANIELA- ¿Alguna vez te has quedado mirándoles? ¿Has observado lo que hacen al otro lado del cristal? Yo lo he hecho muchas veces. Se conoce mejor a los adultos mirándoles, escuchándoles no se llega a lo que esconden en su interior.
ABRIL- Mis padres son aquellos. (Levanta la mano y saluda para que la vean al otro lado del cristal.)
DANIELA- Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis, veintisiete, veintiocho, veintinueve, treinta, treinta y uno, treinta y dos... Amiga, con más de treinta segundos de demora en la respuesta empiezas a tener oportunidades de adquirir el poder de convertirte en bola.
ABRIL- Es que no me ven...
DANIELA- Es que no te miran, que es distinto. ¿Recuerdas la primera vez que te llevaron a un parque de bolas? Se quedaban pegados al otro lado del cristal, con cara de asustados como si fuesen un conejito en manos de un científico. Desde allí te seguían con la mirada y te hacían todo tipo de gestos y vocalizaciones forzadas para que el mensaje atravesase el cristal y llegase hasta ti. Pobrecitos... con todos sus miedos, inseguridades e impotencias aplastadas contra el cristal... como mosquitos contra el parabrisas... Luego el egoísmo lo limpia todo y el cristal queda transparente e inmaculado para otros primerizos.

            Abril deja de saludar al aire.

ABRIL- Creo que dentro de cinco minutos me voy...
DANIELA- (Coge una bola y la observa y mueve entre sus manos.) El sábado pasado estuve aquí desde las cinco de la tarde hasta las doce de la noche. Ni siquiera se acordaron de preguntarme si quería comer algo... Tampoco me importó, porque las bolas no comen. Son esferas de plástico rellenas de aire. Huecas. Aparentemente llenas pero vacías...
ABRIL- Yo he merendado en casa.
DANIELA- En casa, antes de venir aquí....

            Silencio.

DANIELA- ¿Sabes lo que es follar?
ABRIL- ¡Claro!
DANIELA- Pues de eso se trata.
ABRIL- ¿Qué quieres decir?
DANIELA- Tienes que observarlos, así se les conoce. Los adultos se han juntado en pareja y han acordado mutuamente tener el sexo del otro en propiedad, en exclusiva propiedad y disfrute para ellos, pero en realidad están deseando poner su propio sexo al alcance de quienes les rodean. Míralos. Observa las sonrisas, las miradas, su postura corporal, el constante juego de peinarse, el contacto aparentemente sin intención... En el fondo se mueren por follar todos con todos. Solo la fantasía o posibilidad remota de que eso pudiese suceder les tiene tan concentrados que lo que pase a este lado del cristal se escapa a su percepción. Están inmersos en una ceremonia de seducción en la que la hora del reloj marca el fin. Es como el cuento de la Cenicienta, la hora marca el final. Es una lucha contra el tiempo. Cuantas más horas pasemos nosotras aquí, más pueden disfrutar de su ceremonia de fantasía sexual. (Pausa.)  Yo no pienso follar con nadie.
ABRIL- Yo tampoco.

Silencio.

ABRIL- Creo que ya me voy. (Abril levanta la mano y saluda más insistentemente.)
DANIELA- No has entendido nada de lo que te he dicho.
ABRIL- (Baja la mano enfadada.) Mis padres no están aquí por eso. Me traen porque siempre me han traído, desde que tenía cinco años. Me traen porque me gusta y me lo paso muy bien. Juego, me divierto y hago amigos.
DANIELA- ¿Has hecho muchos amigos?  ¿Con cuántos has jugado fuera de aquí? ¿De cuántos de ellos recuerdas su nombre? ¿Cuántos recuerdan el tuyo? (Pausa.) ¿Cómo me llamo?

            Silencio.

DANIELA- Me llamo Daniela.
ABRIL- ¡Sí lo sabía!
DANIELA- ¿Y por qué no lo has dicho?

            Silencio.

ABRIL- ¿Tú eres mi amiga?
DANIELA- Mira todas estas bolas. Son todas iguales y están todas juntas. Tienen que ser amigas, ¿no crees?

            Silencio, Abril coge un bola y la observa absorta.

ABRIL- Mis padres me quieren mucho. Este año me han regalado un móvil por mi cumpleaños.
DANIELA- Los padres nos regalan un móvil cuando ya están cansados de tener que borrar del suyo las cosas que no quieren que veamos. A los cuatro o cinco años te dejan jugar con su móvil porque les hace gracia y es una forma de tenernos entretenidas. Borran cosas y lo dejan en tus manos. Luego llega un momento en el que se cansan de no poder tener secretos archivados y entonces te compran uno para ti sola. (Pausa.) No se dan cuenta de que ahora eres tú la que puede tener secretos.
ABRIL- ¡¿Tienes secretos en tu móvil?!
DANIELA- Tengo cuatrocientos veintisiete seguidores.
ABRIL- ¡¿?!
DANIELA- (Saca su móvil.) Chupa esa bola.
ABRIL- ¿Qué?
DANIELA- hazme caso, chúpala como si fuese un helado.
ABRIL- ¿Así?
DANIELA- Perfecto. (Toma una foto con el móvil.) Ahora empieza a contar.
ABRIL- ¿A contar? ¿Para qué?
DANIELA- Tú cuenta.
ABRIL- Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis, veintisiete, veintiocho...
DANIELA- ¡Para! ¡Ya tienes un corazón!.
ABRIL- ¡A ver!
DANIELA- Si en menos de treinta segundos tienes un corazón la cosa promete... ¡Es divertido!

            Silencio, las dos miran el móvil entretenidas.

DANIELA- (Levanta la mirada.) Mira. Tu madre se ha levantado, creo que ya te vas.

            Las dos siguen con la mirada los movimientos de la madre al otro lado del cristal.

ABRIL-  No, sólo va al servicio.
DANIELA- ¡Otro corazón!
ABRIL- ¡A ver!

            Silencio.

ABRIL- ¿Me haces otra foto?
DANIELA- Vale. Toma, ponte las bolas como si tuvieses tetas. Esa foto siempre triunfa.
ABRIL- ¡Vale!

            Oscuro final.


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