"Bolas" texto teatral breve que se presentó en las Lecturas Dramatizadas#1 organizadas por el grupo EL TEATRO TAMBIÉN SE LEE en La Infinito el 18 de mayo de 2015 y que fue interpretado por las actrices Carmen Latorre y Krusenka López.
Oscuro final.
BOLAS
En
escena dos niñas tumbadas en una piscina de bolas de un parque de ocio
infantil. Las niñas, Daniela y Abril, tienen 12 y 10 años respectivamente pero
serán interpretadas por mujeres adultas.
DANIELA- ¿Cómo te llamas?
ABRIL- Abril.
DANIELA- Yo, Daniela.
Silencio.
ABRIL- ¿Cuántos años tienes?
DANIELA- Doce. ¿Y tú?
ABRIL- Diez y medio.
Silencio.
DANIELA- ¿A qué hora has entrado?
ABRIL- A las siete. Creo que dentro de cinco minutos me voy...
DANIELA- Hace dos horas. No te había visto...
ABRIL- He estado en las camas elásticas y luego en los cañones
disparadores.
DANIELA- Yo llevo aquí desde las cinco.
ABRIL- No te había visto.
DANIELA- Eso es porque tengo el poder de convertirme en bola y entre
todas estas nadie puede reconocerme.
Silencio.
ABRIL- Creo que dentro de cinco minutos me
voy...
DANIELA- ¿Alguna vez te has quedado
mirándoles? ¿Has observado lo que hacen al otro lado del cristal? Yo lo he
hecho muchas veces. Se conoce mejor a los adultos mirándoles, escuchándoles no
se llega a lo que esconden en su interior.
ABRIL- Mis padres son aquellos. (Levanta la mano y saluda para que
la vean al otro lado del cristal.)
DANIELA- Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis,
siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis,
diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós, veintitrés,
veinticuatro, veinticinco, veintiséis, veintisiete, veintiocho, veintinueve,
treinta, treinta y uno, treinta y dos... Amiga, con más de treinta segundos de
demora en la respuesta empiezas a tener oportunidades de adquirir el poder de
convertirte en bola.
ABRIL- Es que no me ven...
DANIELA- Es que no te miran, que es
distinto. ¿Recuerdas la primera vez que te llevaron a un parque de bolas? Se
quedaban pegados al otro lado del cristal, con cara de asustados como si fuesen
un conejito en manos de un científico. Desde allí te seguían con la mirada y te
hacían todo tipo de gestos y vocalizaciones forzadas para que el mensaje
atravesase el cristal y llegase hasta ti. Pobrecitos... con todos sus miedos,
inseguridades e impotencias aplastadas contra el cristal... como mosquitos
contra el parabrisas... Luego el egoísmo lo limpia todo y el cristal queda
transparente e inmaculado para otros primerizos.
Abril
deja de saludar al aire.
ABRIL- Creo que dentro de cinco minutos
me voy...
DANIELA- (Coge una bola y la observa
y mueve entre sus manos.) El sábado pasado estuve aquí desde las cinco de
la tarde hasta las doce de la noche. Ni siquiera se acordaron de preguntarme si
quería comer algo... Tampoco me importó, porque las bolas no comen. Son esferas
de plástico rellenas de aire. Huecas. Aparentemente llenas pero vacías...
ABRIL- Yo he merendado en casa.
DANIELA- En casa, antes de venir
aquí....
Silencio.
DANIELA- ¿Sabes lo que es follar?
ABRIL- ¡Claro!
DANIELA- Pues de eso se trata.
ABRIL- ¿Qué quieres decir?
DANIELA- Tienes que observarlos, así se
les conoce. Los adultos se han juntado en pareja y han acordado mutuamente
tener el sexo del otro en propiedad, en exclusiva propiedad y disfrute para
ellos, pero en realidad están deseando poner su propio sexo al alcance de
quienes les rodean. Míralos. Observa las sonrisas, las miradas, su postura
corporal, el constante juego de peinarse, el contacto aparentemente sin
intención... En el fondo se mueren por follar todos con todos. Solo la fantasía
o posibilidad remota de que eso pudiese suceder les tiene tan concentrados que
lo que pase a este lado del cristal se escapa a su percepción. Están inmersos
en una ceremonia de seducción en la que la hora del reloj marca el fin. Es como
el cuento de la Cenicienta, la hora marca el final. Es una lucha contra el
tiempo. Cuantas más horas pasemos nosotras aquí, más pueden disfrutar de su
ceremonia de fantasía sexual. (Pausa.) Yo no pienso follar con nadie.
ABRIL- Yo tampoco.
Silencio.
ABRIL- Creo que ya me voy. (Abril
levanta la mano y saluda más insistentemente.)
DANIELA- No has entendido nada de lo
que te he dicho.
ABRIL- (Baja la mano enfadada.)
Mis padres no están aquí por eso. Me traen porque siempre me han traído, desde
que tenía cinco años. Me traen porque me gusta y me lo paso muy bien. Juego, me
divierto y hago amigos.
DANIELA- ¿Has hecho muchos amigos? ¿Con cuántos has jugado fuera de aquí? ¿De
cuántos de ellos recuerdas su nombre? ¿Cuántos recuerdan el tuyo? (Pausa.)
¿Cómo me llamo?
Silencio.
DANIELA- Me llamo Daniela.
ABRIL- ¡Sí lo sabía!
DANIELA- ¿Y por qué no lo has dicho?
Silencio.
ABRIL- ¿Tú eres mi amiga?
DANIELA- Mira todas estas bolas. Son
todas iguales y están todas juntas. Tienen que ser amigas, ¿no crees?
Silencio,
Abril coge un bola y la observa absorta.
ABRIL- Mis padres me quieren mucho.
Este año me han regalado un móvil por mi cumpleaños.
DANIELA- Los padres nos regalan un
móvil cuando ya están cansados de tener que borrar del suyo las cosas que no
quieren que veamos. A los cuatro o cinco años te dejan jugar con su móvil
porque les hace gracia y es una forma de tenernos entretenidas. Borran cosas y
lo dejan en tus manos. Luego llega un momento en el que se cansan de no poder
tener secretos archivados y entonces te compran uno para ti sola. (Pausa.)
No se dan cuenta de que ahora eres tú la que puede tener secretos.
ABRIL- ¡¿Tienes secretos en tu móvil?!
DANIELA- Tengo cuatrocientos
veintisiete seguidores.
ABRIL- ¡¿?!
DANIELA- (Saca su móvil.) Chupa
esa bola.
ABRIL- ¿Qué?
DANIELA- hazme caso, chúpala como si
fuese un helado.
ABRIL- ¿Así?
DANIELA- Perfecto. (Toma una foto
con el móvil.) Ahora empieza a contar.
ABRIL- ¿A contar? ¿Para qué?
DANIELA- Tú cuenta.
ABRIL- Uno, dos, tres, cuatro, cinco,
seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis,
diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós, veintitrés,
veinticuatro, veinticinco, veintiséis, veintisiete, veintiocho...
DANIELA- ¡Para! ¡Ya tienes un corazón!.
ABRIL- ¡A ver!
DANIELA- Si en menos de treinta
segundos tienes un corazón la cosa promete... ¡Es divertido!
Silencio,
las dos miran el móvil entretenidas.
DANIELA- (Levanta la mirada.)
Mira. Tu madre se ha levantado, creo que ya te vas.
Las
dos siguen con la mirada los movimientos de la madre al otro lado del cristal.
ABRIL-
No, sólo va al servicio.
DANIELA- ¡Otro corazón!
ABRIL- ¡A ver!
Silencio.
ABRIL- ¿Me haces otra foto?
DANIELA- Vale. Toma, ponte las bolas
como si tuvieses tetas. Esa foto siempre triunfa.
ABRIL- ¡Vale!
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