martes, 14 de abril de 2015

REINA DE HALLOWEN - Monólogo breve.

REINA DE HALLOWEN
(Monólogo breve para una actriz)

En escena, Carmen, mujer que roza los cuarenta años, bajita y regordita.
CARMEN- Después de cinco años sin hacer una fiesta en condiciones, es decir, una fiesta sin niños. (Pausa) Y sin maridos, claro. Después de cinco años, mis amigas y yo decidimos que la noche de Hallowen va a ser nuestra noche, la noche de las chicas, como cuando éramos unas pipiolas descarriladas. Nada de fiesta en casa de una o de otra, nada de acabar todas medio borrachas en el sofá viendo “El diario de Noa”. Esta vez va a ser una fiesta de verdad, una por todo lo grande, una en la que cerremos todos los garitos y volvamos a rastras a las ocho de la mañana. ¡Una fiesta de Hallowen!

¿Y de qué nos disfrazamos? ¡! ¡¿De Monster High?! (Pausa) Pero qué zorras que sois… No podían elegir disfrazarnos de Muerte. O de fantasmas. O de cualquier otra cosa que lleve una sábana encima que disimule los michelines… No. Hay que disfrazarse de puta Monster High. ¡Ceñida y escuálida! Vamos, de adolescente cóncava con sobredosis de barbitúricos y maquillaje del chino. Y yo con estas lorzas que me asoman… Que parece que llevo un cinturón de borrego que me cubre desde los muslos hasta las tetas… Claro, como ellas están en el paro… pues todo el día metidas en el gym. Pilates, aquagym, body-combat, extreme, GAP… Que se les ha puesto un culo a las muy zorras que ni cuando tenían veinte años. ¡Si hasta las tetas les han vuelto a su sitio! Pero estas se van a cagar… Estamos a martes, así que me quedan tres días. Pienso hacer dieta estricta. Súper-estricta. ¡Voy a fulminar el cinturón de borrego! ¡Voy a convertirme en Monster High! (Pausa) Con esta facha el monster ya lo tengo, para qué nos vamos a engañar, así que a luchar por el High. Como que me llamo Carmen, que estas se van a cagar. Fruta, fruta es lo que necesito, que la fruta adelgaza. Fruta para el desayuno, para la comida y para la cena. ¡Fruta! ¡Sólo voy a comer fruta! (Pausa) Joder, no me gusta la fruta. A ver que tengo… (Mira en la nevera) Naranjas y plátanos. Mierda… A ver, por lógica, si la naranja es redonda es porque engorda, y si el plátano es estilizado es porque adelgaza… digo yo. Además, puedo autosugestionarme… y convertir el plátano en un perrito caliente. Mmmm… ¡Decidido! ¡Operación Monster High Bananera en marcha! ¡Y el mediamañana y la merienda suprimidos! (Pausa) Una despedida.

 Saca una chocolatina y se la come. Oscuro.

Miércoles, siete y cuarto de  la mañana. Si llega a ser lunes… ya habría desistido. Los lunes son el peor día para empezar cualquier cosa.  Pero no, es miércoles, así que aquí estoy desayunando mi plátano antes de levantar a los niños. Esto es más triste que una peli de la Coixet. ¡No lo pienses Carmen, no lo pienses! ¡Fuerte, hay que ser fuerte! (Pausa) Qué duro es convertirse en Monster High… Ahora a la carrera rutinaria: levanta a los niños, ponles el desayuno, peléate con ellos para que dejen de pelearse,  recoge un poco la casa, sal corriendo para dejar a los niños en el cole y tira para el curro cagando leches que llegas tarde otra vez. Entrenamiento daily que le llamo yo… ¿Quién teme a la lipotimia?

Doce y cinco, mi hora del almuerzo ha terminado. Confieso que me he escondido, no quería que me viese nadie del instituto. Bueno, realmente no me he escondido, sólo me he ido a comerme mis plátanos al parque. Dije que no iba a comer nada a media mañana y mírame… De castigo hoy ni como ni meriendo. (Pausa.) Bueno… si acaso medio plátano para comer y otro medio para merendar. (Pausa.) Jodíos monos, no he podido quitármelos de la cabeza. Todo el día comiendo plátanos ahí tirados. Qué vidorra… Tanto árbol y tanto verde… y ese solecito en la cara… vamos, que creo que me he llegado a teletransportar o algo así y me ha parecido estar pasando un bonito día en el zoo en vez de estar encerrada en conserjería. Un bonito sueño hasta que esos soplamocos que se saltan las clases han venido y se me han quedado mirando. Entonces ha sido como estar en la jaula de los orangutanes…

Diez y veinte de la noche. Los niños están acostados. (Pausa) Follar adelgaza. Lo he leído en internet. Ha sido decirle esas palabras a mi marido y el muy capullo ha quitado el fútbol sin pensárselo. Eso sí, yo encima que es como de verdad se queman calorías. Así que lo de posturitas u otros menesteres… ¡te lo vas quitando de la cabeza!

Me cago en todo lo que se menea. Eso que dicen de que después de hacer deporte hay que comer un plátano no estaba pensado para lo de follar. Un plátano. ¡Sólo uno! Me he quedaó… que voy pa la cama con más hambre que la que tenía.

            Oscuro.

Jueves, siete y cuarto de la mañana. Mi desayuno ya no es una peli de la Coixet, más bien es una de boxeadores. O una de nazis. O una de nazis boxeadores. O de qué sé yo… porque tengo una cara de perro famélico y rabioso a la vez que me cago en lo que se menea. Aunque cagar, lo que se dice cagar, pues no. Que tengo un tapón aquí… ¡Todo sea por convertirme en una Monster High! ¡En la reina de Hallowen de este año! ¡Vamos Carmen! ¡Al daily training… o como coño se diga!
Las once y media, mi hora de almorzar. Estoy de mala leche, así que paso de ir al parque. Hoy me quedo en el centro. Siempre hay un profesor listillo que se acerca y te pregunta eso de: “¿Te has puesto a dieta?” No. Es que soy pobre, el sueldo de conserja no me llega para comida de verdad y sólo puedo comprar plátanos. ¡Gilipollas! Tanto estudio que tienen y siempre hacen preguntas obvias…

Diez y veinte de la noche. Marcelino, no sé si hay fútbol ni me importa… Aligera y despelótate antes de que me suba la mala hostia y me acuerde de que tengo agujetas hasta en el pelo. Y por dios, ¡quita esa cara de flipado que ha mojado el churrito dos veces el mismo mes!
¡Ains! Me he tenido que comer cinco plátanos para recuperarme. Menuda flojera de piernas…

            Oscuro.

Viernes, siete y cuarto. No tengo claro si es mi percepción o realmente es que estoy más delgada… Si tuviese una báscula… Tal vez con lo que estoy ahorrando en papel higiénico… Me tengo que comprar una. ¡Aligerando niños que mamá tiene que comprar una cosa en el chino antes de entrar al trabajo!

¿Treinta euros? Los chinos ya no son lo que eran… Pero aun así la compro. No podía esperar más y me he escondido en el salón de actos para pesarme. He aprendido dos cosas: Primera. Si no sabías lo que pesabas antes, no sabes si has adelgazado. Segunda. No aparezcas en un salón de actos al que están convocados los alumnos con una báscula en la mano, y menos si te asoman las lorzas como a mí. ¡Doscientos adolescentes riéndose a la vez! Ha sido bochornoso… Me he tenido que comer dos plátanos para pasar el trago. ¡Vamos Carmen! ¡Tu Monster High ya está cerca!

Once menos cuarto de la noche. Marcelino, no sé por qué tienes esa cara de bobo y una docena de plátanos en la mano, pero va a ser que ya has cumplido tu misión. Gracias por tu servicio. ¡Que te he dicho que no! No tientes tu suerte… Además, hoy salgo con las chicas. Volveré tarde. Voy a disfrazarme. Sí, salgo disfrazada. Es Hallowen.

Llega el momento armario. Parte de abajo: unos leggins. Parte de arriba: jersey fino con cuellito de camisa blanca asomando. El negro me queda de miedo. Se nota que los plátanos han funcionado. Unas mechas rosas del chino carero de los cojones y  ahora a por los tacones, que aunque voy a ir de Draculaura por eso de que es la más bajita, no voy a ser yo el tapón entre tanto zorrón despampanante. Estos negros de tacón fino. Arghh… mmm… no me valen. A ver estos violeta oscuro. Ehhh… Arghhh… Tampoco. Pues estos marrones. ¡Nada! ¡No me vale ninguno! ¡A tomar por culo los tacones! ¡A la puta calle que vais! ¡Uno! ¡Otro! ¡Y otro más por la ventana! ¡No quiero veros más! ¡Tacones del demonio!

¿Cómo puede ser que haya adelgazado de todos los sitios de mi cuerpo menos de los pies? La culpa es de la Navidad. Yo soy muy sentida con la navidad y la vivo con mucha intensidad. Y claro, no sé decir que no… Esos mazapanes, esos turrones, esa fruta escarchada… las almendritas garrapiñadas y los mantecados. Y luego ese roscón. ¡Bien hermoso! Que a mí me gusta el de chocolate… Y el de nata... ¡Y el que no lleva nada! ¡Ay, roscón de mis adentros! ¡Ay! ¡Y es que luego arrastro para todo el año! ¡Que llega Octubre y sigo con la misma lorza! (Pausa.) Que salga el sol por Antequera… ¡Vamos pa allá Draculaura!

Oscuro.

Noche de Hallowen… Las cuatro de la madrugada. Joder, ¿cuándo cierra este garito? Quiero irme a mi casa. Con mi zapatero vacío porque los he tirado todos a la calle. Ains… mis zapatos de tacón… con lo bonitos que eran… ains… ¿Estarán aún en la calle? Tal vez pueda recuperarlos. No, no puedo. En mi barrio dejas algo en la calle y antes de quince minutos ha desaparecido. Mi barrio es como un agujero negro del espacio que absorbe toda la materia.  Aquí me quedo, sentada con el enésimo cubata en la mano y mis manoletinas negras en los pies. Mis fieles manoletinas que nunca fallan. Manoletinas, os quiero. Mucho. De verdad. (Pausa) Estas zorras están dándolo todo en la pista. Cómo les gusta chuminear con todos y luego pasar de ellos… La verdad es que debe ser divertido. Yo ya ni me acuerdo… ¡Espera, espera! ¡Que viene uno directito para mí! Joder, a este no le quiere ni su madre. Pero bueno… ¡Le voy a dar boleto rápido! ¡No! Mejor le chumineo un rato y luego ya le doy con la puerta en las narices. Que pa chuminear… qué importa que sea feo. ¡Aquí viene! “¿Y tú de qué vas disfrazada? ¿De morcilla zombi?”(Pausa) Ese fue el momento en el que me levanté y con mi brazo supervitaminado y supermineralizado le solté una hostia que la cabeza le dio vuelta y media. (Pausa) Luego añadí: De reina del potasio. ¡Gilipollas!

Oscuro final.


L. Fernando de Julián.

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