REINA DE HALLOWEN
(Monólogo breve para una actriz)
CARMEN- Después de
cinco años sin hacer una fiesta en condiciones, es decir, una fiesta sin niños.
(Pausa) Y sin maridos, claro. Después
de cinco años, mis amigas y yo decidimos que la noche de Hallowen va a ser
nuestra noche, la noche de las chicas, como cuando éramos unas pipiolas
descarriladas. Nada de fiesta en casa de una o de otra, nada de acabar todas
medio borrachas en el sofá viendo “El
diario de Noa”. Esta vez va a ser una fiesta de verdad, una por todo lo
grande, una en la que cerremos todos los garitos y volvamos a rastras a las
ocho de la mañana. ¡Una fiesta de Hallowen!
¿Y de qué nos
disfrazamos? ¡! ¡¿De Monster High?! (Pausa) Pero qué zorras que sois… No
podían elegir disfrazarnos de Muerte. O de fantasmas. O de cualquier otra cosa
que lleve una sábana encima que disimule los michelines… No. Hay que
disfrazarse de puta Monster High. ¡Ceñida
y escuálida! Vamos, de adolescente cóncava con sobredosis de barbitúricos y
maquillaje del chino. Y yo con estas lorzas que me asoman… Que parece que llevo
un cinturón de borrego que me cubre desde los muslos hasta las tetas… Claro,
como ellas están en el paro… pues todo el día metidas en el gym. Pilates, aquagym, body-combat,
extreme, GAP… Que se les ha puesto un culo a las muy zorras que ni cuando
tenían veinte años. ¡Si hasta las tetas les han vuelto a su sitio! Pero estas
se van a cagar… Estamos a martes, así que me quedan tres días. Pienso hacer
dieta estricta. Súper-estricta. ¡Voy a fulminar el cinturón de borrego! ¡Voy a convertirme
en Monster High! (Pausa) Con esta facha el monster
ya lo tengo, para qué nos vamos a engañar, así que a luchar por el High. Como
que me llamo Carmen, que estas se van a cagar. Fruta, fruta es lo que necesito,
que la fruta adelgaza. Fruta para el desayuno, para la comida y para la cena.
¡Fruta! ¡Sólo voy a comer fruta! (Pausa)
Joder, no me gusta la fruta. A ver que tengo… (Mira en la nevera) Naranjas y plátanos. Mierda… A ver, por lógica,
si la naranja es redonda es porque engorda, y si el plátano es estilizado es
porque adelgaza… digo yo. Además, puedo autosugestionarme… y convertir el
plátano en un perrito caliente. Mmmm… ¡Decidido! ¡Operación Monster High Bananera en marcha! ¡Y el mediamañana y la merienda suprimidos! (Pausa) Una despedida.
Saca una
chocolatina y se la come. Oscuro.
Miércoles, siete y
cuarto de la mañana. Si llega a ser
lunes… ya habría desistido. Los lunes son el peor día para empezar cualquier
cosa. Pero no, es miércoles, así que aquí
estoy desayunando mi plátano antes de levantar a los niños. Esto es más triste
que una peli de la Coixet. ¡No lo pienses Carmen, no lo pienses! ¡Fuerte, hay
que ser fuerte! (Pausa) Qué duro es
convertirse en Monster High… Ahora a
la carrera rutinaria: levanta a los niños, ponles el desayuno, peléate con
ellos para que dejen de pelearse, recoge
un poco la casa, sal corriendo para dejar a los niños en el cole y tira para el curro cagando leches que llegas
tarde otra vez. Entrenamiento daily
que le llamo yo… ¿Quién teme a la lipotimia?
Doce y cinco, mi hora
del almuerzo ha terminado. Confieso que me he escondido, no quería que me viese
nadie del instituto. Bueno, realmente no me he escondido, sólo me he ido a
comerme mis plátanos al parque. Dije que no iba a comer nada a media mañana y
mírame… De castigo hoy ni como ni meriendo. (Pausa.)
Bueno… si acaso medio plátano para comer y otro medio para merendar. (Pausa.) Jodíos monos, no he podido quitármelos de la cabeza. Todo el día
comiendo plátanos ahí tirados. Qué vidorra… Tanto árbol y tanto verde… y ese
solecito en la cara… vamos, que creo que me he llegado a teletransportar o algo
así y me ha parecido estar pasando un bonito día en el zoo en vez de estar
encerrada en conserjería. Un bonito sueño hasta que esos soplamocos que se
saltan las clases han venido y se me han quedado mirando. Entonces ha sido como
estar en la jaula de los orangutanes…
Diez y veinte de la
noche. Los niños están acostados. (Pausa)
Follar adelgaza. Lo he leído en internet. Ha sido decirle esas palabras a mi
marido y el muy capullo ha quitado el fútbol sin pensárselo. Eso sí, yo encima
que es como de verdad se queman calorías. Así que lo de posturitas u otros
menesteres… ¡te lo vas quitando de la cabeza!
Me cago en todo lo que
se menea. Eso que dicen de que después de hacer deporte hay que comer un
plátano no estaba pensado para lo de follar. Un plátano. ¡Sólo uno! Me he quedaó… que voy pa la cama con más hambre que la que tenía.
Oscuro.
Jueves, siete y cuarto
de la mañana. Mi desayuno ya no es una peli de la Coixet, más bien es una de
boxeadores. O una de nazis. O una de nazis boxeadores. O de qué sé yo… porque
tengo una cara de perro famélico y rabioso a la vez que me cago en tó lo que se menea. Aunque cagar, lo que
se dice cagar, pues no. Que tengo un tapón aquí… ¡Todo sea por convertirme en
una Monster High! ¡En la reina de
Hallowen de este año! ¡Vamos Carmen! ¡Al daily
training… o como coño se diga!
Las once y media, mi
hora de almorzar. Estoy de mala leche, así que paso de ir al parque. Hoy me
quedo en el centro. Siempre hay un profesor listillo que se acerca y te
pregunta eso de: “¿Te has puesto a
dieta?” No. Es que soy pobre, el sueldo de conserja no me llega para comida
de verdad y sólo puedo comprar plátanos. ¡Gilipollas! Tanto estudio que tienen
y siempre hacen preguntas obvias…
Diez y veinte de la
noche. Marcelino, no sé si hay fútbol ni me importa… Aligera y despelótate antes
de que me suba la mala hostia y me acuerde de que tengo agujetas hasta en el
pelo. Y por dios, ¡quita esa cara de flipado que ha mojado el churrito dos
veces el mismo mes!
¡Ains! Me he tenido que
comer cinco plátanos para recuperarme. Menuda flojera de piernas…
Oscuro.
Viernes, siete y cuarto.
No tengo claro si es mi percepción o realmente es que estoy más delgada… Si
tuviese una báscula… Tal vez con lo que estoy ahorrando en papel higiénico… Me
tengo que comprar una. ¡Aligerando niños que mamá tiene que comprar una cosa en
el chino antes de entrar al trabajo!
¿Treinta euros? Los
chinos ya no son lo que eran… Pero aun así la compro. No podía esperar más y me
he escondido en el salón de actos para pesarme. He aprendido dos cosas:
Primera. Si no sabías lo que pesabas antes, no sabes si has adelgazado.
Segunda. No aparezcas en un salón de actos al que están convocados los alumnos
con una báscula en la mano, y menos si te asoman las lorzas como a mí.
¡Doscientos adolescentes riéndose a la vez! Ha sido bochornoso… Me he tenido
que comer dos plátanos para pasar el trago. ¡Vamos Carmen! ¡Tu Monster High ya está cerca!
Once menos cuarto de la
noche. Marcelino, no sé por qué tienes esa cara de bobo y una docena de
plátanos en la mano, pero va a ser que ya has cumplido tu misión. Gracias por
tu servicio. ¡Que te he dicho que no! No tientes tu suerte… Además, hoy salgo
con las chicas. Volveré tarde. Voy a disfrazarme. Sí, salgo disfrazada. Es
Hallowen.
Llega el momento
armario. Parte de abajo: unos leggins.
Parte de arriba: jersey fino con cuellito de camisa blanca asomando. El negro
me queda de miedo. Se nota que los plátanos han funcionado. Unas mechas rosas
del chino carero de los cojones y ahora
a por los tacones, que aunque voy a ir de Draculaura
por eso de que es la más bajita, no voy a ser yo el tapón entre tanto zorrón
despampanante. Estos negros de tacón fino. Arghh… mmm… no me valen. A ver estos
violeta oscuro. Ehhh… Arghhh… Tampoco. Pues estos marrones. ¡Nada! ¡No me vale
ninguno! ¡A tomar por culo los tacones! ¡A la puta calle que vais! ¡Uno! ¡Otro!
¡Y otro más por la ventana! ¡No quiero veros más! ¡Tacones del demonio!
¿Cómo puede ser que
haya adelgazado de todos los sitios de mi cuerpo menos de los pies? La culpa es
de la Navidad. Yo soy muy sentida con la navidad y la vivo con mucha
intensidad. Y claro, no sé decir que no… Esos mazapanes, esos turrones, esa
fruta escarchada… las almendritas garrapiñadas y los mantecados. Y luego ese
roscón. ¡Bien hermoso! Que a mí me gusta el de chocolate… Y el de nata... ¡Y el
que no lleva nada! ¡Ay, roscón de mis adentros! ¡Ay! ¡Y es que luego arrastro
para todo el año! ¡Que llega Octubre y sigo con la misma lorza! (Pausa.) Que salga el sol por Antequera…
¡Vamos pa allá Draculaura!
Oscuro.
Noche de Hallowen… Las
cuatro de la madrugada. Joder, ¿cuándo cierra este garito? Quiero irme a mi
casa. Con mi zapatero vacío porque los he tirado todos a la calle. Ains… mis
zapatos de tacón… con lo bonitos que eran… ains… ¿Estarán aún en la calle? Tal
vez pueda recuperarlos. No, no puedo. En mi barrio dejas algo en la calle y
antes de quince minutos ha desaparecido. Mi barrio es como un agujero negro del
espacio que absorbe toda la materia. Aquí me quedo, sentada con el enésimo cubata
en la mano y mis manoletinas negras en los pies. Mis fieles manoletinas que
nunca fallan. Manoletinas, os quiero. Mucho. De verdad. (Pausa) Estas zorras están dándolo todo en la pista. Cómo les gusta
chuminear con todos y luego pasar de
ellos… La verdad es que debe ser divertido. Yo ya ni me acuerdo… ¡Espera,
espera! ¡Que viene uno directito para mí! Joder, a este no le quiere ni su
madre. Pero bueno… ¡Le voy a dar boleto rápido! ¡No! Mejor le chumineo un rato y luego ya le doy con
la puerta en las narices. Que pa
chuminear… qué importa que sea feo. ¡Aquí viene! “¿Y tú de qué vas disfrazada? ¿De morcilla zombi?”(Pausa) Ese fue
el momento en el que me levanté y con mi brazo supervitaminado y supermineralizado
le solté una hostia que la cabeza le dio vuelta y media. (Pausa) Luego añadí: De reina del potasio. ¡Gilipollas!
Oscuro final.
L.
Fernando de Julián.
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