miércoles, 20 de septiembre de 2017

BOLAS (Nueva versión ampliada 2017)



BOLAS
Luis Fernando de Julián



Personajes
DANIELA
ABRIL


En escena dos niñas tumbadas en una piscina de bolas de un parque de ocio infantil. Las niñas, Daniela y Abril, tienen 12 y 10 años respectivamente pero serán interpretadas por mujeres adultas.

DANIELA
¿Cómo te llamas?

ABRIL
Abril.

DANIELA
Yo, Daniela.

            Silencio.

ABRIL
¿Cuántos años tienes?

DANIELA
Doce. ¿Y tú?

ABRIL
 Diez y medio.

            Silencio.

DANIELA
¿A qué hora has entrado?

ABRIL
A las siete. Creo que dentro de cinco minutos me voy...

DANIELA
 De eso hace dos horas. No te había visto...

ABRIL
He estado en las camas elásticas y luego en los cañones disparadores.

DANIELA
Yo llevo aquí desde las cinco.

ABRIL
No te había visto.

DANIELA
Eso es porque tengo el poder de convertirme en bola y entre todas estas nadie puede reconocerme.

            Silencio.

ABRIL
Creo que dentro de cinco minutos me voy...

DANIELA
¿Alguna vez te has quedado mirándoles? ¿Has observado lo que hacen al otro lado del cristal? Yo lo he hecho muchas veces. Se conoce mejor a los adultos mirándoles, escuchándoles no se llega a lo que esconden en su interior.

ABRIL
Mis padres son aquellos. (Levanta la mano y saluda para que la vean al otro lado del cristal.)

DANIELA
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis, veintisiete, veintiocho, veintinueve, treinta, treinta y uno, treinta y dos... Amiga, con más de treinta segundos de demora en la respuesta empiezas a tener oportunidades de adquirir el poder de convertirte en bola.

ABRIL
Es que no me ven...

DANIELA
Es que no te miran, que es distinto. ¿Recuerdas la primera vez que te llevaron a un parque de bolas? Se quedaban pegados al otro lado del cristal, con cara de asustados como si fuesen un conejito en manos de un científico. Desde allí te seguían con la mirada y te hacían todo tipo de gestos y vocalizaciones forzadas para que el mensaje atravesase el cristal y llegase hasta ti. Pobrecitos... con todos sus miedos, inseguridades e impotencias aplastadas contra el cristal... como mosquitos contra el parabrisas... Luego el egoísmo lo limpia todo y el cristal queda transparente e inmaculado para otros primerizos.

            Abril deja de saludar al aire.

ABRIL
Creo que dentro de cinco minutos me voy...

DANIELA
(Coge una bola y la observa y mueve entre sus manos.) El sábado pasado estuve aquí desde las cinco de la tarde hasta las doce de la noche. Ni siquiera se acordaron de preguntarme si quería comer algo... Tampoco me importó, porque las bolas no comen. Son esferas de plástico rellenas de aire. Huecas. Aparentemente llenas pero vacías...

ABRIL
Yo he merendado en casa.

DANIELA
En casa, antes de venir aquí....

            Silencio.

DANIELA
¿Sabes lo que es follar?

ABRIL
¡Claro!

DANIELA
Pues de eso se trata.

ABRIL
¿Qué quieres decir?

DANIELA
Tienes que observarlos, así se les conoce. Los adultos se han juntado en pareja y han acordado mutuamente tener el sexo del otro en propiedad, en exclusiva propiedad y disfrute para ellos, pero en realidad están deseando poner su propio sexo al alcance de quienes les rodean. Míralos. Observa las sonrisas, las miradas, su postura corporal, el constante juego de peinarse, el contacto aparentemente sin intención... En el fondo se mueren por follar todos con todos. Solo la fantasía o posibilidad remota de que eso pudiese suceder les tiene tan concentrados que lo que pase a este lado del cristal se escapa a su percepción. Están inmersos en una ceremonia de seducción en la que la hora del reloj marca el fin. Es como el cuento de la Cenicienta, la hora marca el final. Es una lucha contra el tiempo. Cuantas más horas pasemos nosotras aquí, más pueden disfrutar de su ceremonia de fantasía sexual. Tic-tac, tic-tac, tic-tac…  Yo no pienso follar con nadie.

ABRIL
Yo tampoco.

Silencio.

ABRIL
Creo que ya me voy. (Abril levanta la mano y saluda más insistentemente.)

DANIELA
No has entendido nada de lo que te he dicho.

ABRIL
 (Baja la mano enfadada.) Mis padres no están aquí por eso. Me traen porque siempre me han traído, desde que tenía cinco años. Me traen porque me gusta y me lo paso muy bien. Juego, me divierto y hago amigos.



DANIELA
¿Has hecho muchos amigos?  ¿Con cuántos has jugado fuera de aquí? ¿De cuántos de ellos recuerdas su nombre? ¿Cuántos recuerdan el tuyo? (Pausa.) ¿Cómo me llamo?

            Silencio.

DANIELA
Me llamo Daniela.

ABRIL
¡Sí que lo sabía!

DANIELA
¿Y por qué no lo has dicho?

ABRIL
Porque…

            Silencio.

ABRIL
¿Tú eres mi amiga?

DANIELA
Mira todas estas bolas. Son todas iguales y están todas juntas. Tienen que ser amigas, ¿no crees?

            Silencio, Abril coge una bola y la observa absorta.

ABRIL
Mis padres me quieren mucho. Este año me han regalado un móvil por mi cumpleaños.

DANIELA
Los padres nos regalan un móvil cuando ya están cansados de tener que borrar del suyo las cosas que no quieren que veamos. A los cuatro o cinco años te dejan jugar con su móvil porque les hace gracia y es una forma de tenernos entretenidas. Borran cosas y lo dejan en tus manos. Luego llega un momento en el que se cansan de no poder tener secretos archivados y entonces te compran uno para ti sola. (Pausa.) No se dan cuenta de que ahora eres tú la que puede tener secretos.

ABRIL
¡¿Tienes secretos en tu móvil?!

DANIELA
Tengo cuatrocientos veintisiete seguidores.

ABRIL
¡¿?!

DANIELA
(Saca su móvil.) Chupa esa bola.

ABRIL
¿Qué?

DANIELA
Hazme caso, chúpala como si fuese un helado.

ABRIL
¿Así?

DANIELA
Perfecto. (Toma una foto con el móvil.) Ahora empieza a contar.

ABRIL
¿A contar? ¿Para qué?

DANIELA
Tú cuenta.

ABRIL
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis, veintisiete, veintiocho...

DANIELA
¡Para! ¡Ya tienes un corazón!

ABRIL
¡A ver!

DANIELA
Si en menos de treinta segundos tienes un corazón la cosa promete... ¡Es divertido!

            Silencio, las dos miran el móvil entretenidas.

DANIELA
(Levanta la mirada.) Mira. Tu madre se ha levantado, creo que ya te vas.

            Las dos siguen con la mirada los movimientos de la madre al otro lado del cristal.

ABRIL
No, sólo va al servicio.

DANIELA
¡Otro corazón!

ABRIL
¡A ver!

            Silencio.

ABRIL
¿Me haces otra foto?

DANIELA
Vale. Toma, ponte las bolas como si tuvieses tetas. Esa foto siempre triunfa.

ABRIL
¡Vale!

            Abril pone la pose y Daniela le hace la foto.

DANIELA
Mira.

            Abril se acerca para ver la foto.

ABRIL
¡Súper!

            Ambas se quedan mirando la pantalla del móvil. Daniela besa a Abril.

ABRIL
¡¿Qué haces?!

DANIELA
Te doy algo interesante para contar en el futuro.

ABRIL
¡¿Qué?!

DANIELA
Míralos (señalando a los adultos. Guarda el móvil). La mitad de las cosas que se cuentan se las han inventado y la otra mitad no tiene ningún interés.

ABRIL
¿Por qué lo has hecho?

DANIELA
Porque me gustas. ¿Te incomoda que te diga que me gustas?

ABRIL
Sí. ¡Digo no! No sé…

DANIELA
Si quieres puedo besarte otra vez.

ABRIL
¡No!


DANIELA
Vale.

            Silencio incómodo.

DANIELA
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis, veintisiete, veintiocho, veintinueve, treinta, treinta y uno… Más de treinta segundos en silencio… son un silencio incómodo.

Silencio.
Daniela se pone en cuclillas y empieza a dar ridículos saltitos.

ABRIL
¿Qué haces ahora?

DANIELA
Intento tirarme un pedo.

ABRIL
¿Eh?

DANIELA
Mi padre lo hace cuando hay un silencio incómodo en casa. Entonces mi madre cambia su cara de enfado por una de profundo asco. Yo me rio. Me rio tanto que acabo contagiándole mi risa a mi madre. Entonces ella no puede aguantar más y acaba esbozando una sonrisa mientras improvisa algo que hacer y le permita darse la vuelta para que no la veamos. A mi padre le funciona. Mierda, creo que no he bebido suficiente cocacola…

ABRIL
Déjalo, no hace falta.

            Daniela deja de dar saltitos en cuclillas.

DANIELA
Sabes, creo que eso del pedo es  lo más cercano a un momento familiar que tengo…

Silencio triste en el que la mirada de Daniela se queda colgada. Abril coge una bola y se la tira a Daniela, golpeándole en la cara.

DANIELA
¡¿Qué haces?!

ABRIL
Mi padre coge alguna prenda del tenderete… Un calcetín, unas bragas, unos calzoncillos… y se los tira a mi madre cuando se ha quedado con la mirada perdida. Ella siempre dice, ¿estás tonto?, y él responde, ¡mamá entra de nuevo en el partido! A mi padre le funciona…

DANIELA
¿Alguna vez te has preguntado si con nosotras hacen lo mismo?

ABRIL
No te entiendo.

DANIELA
Yo me pregunto si saben lo que funciona con nosotras.

ABRIL
Ah.

DANIELA
Claro que lo saben. Lo que no me explico es por qué no se dan cuenta cuando deja de funcionar. Es curioso, ¿no?

            Abril coge otra bola y se la tira a Daniela golpeándola en la cara.

DANIELA
¡¿Pero qué haces?!


ABRIL
Estabas empezando a hablar como cuando ellos quieren hacerse los interesantes…

DANIELA
¡No!

ABRIL
Sí.

DANIELA
(Muy preocupada.) ¡¡No!!

ABRIL
Eh… Sí.

DANIELA
Mierda. Sí. ¡Sí!

ABRIL
Ahora estás montando un melodrama por una chorrada, como también hacen ellos.

DANIELA
¡Nooooooo!

ABRIL
Sí.

DANIELA
¡Va a ser que estoy creciendo! ¡Me estoy convirtiendo en una adulta! (Se agarra el pecho fuertemente con las dos manos). ¡Me están creciendo las tetas! ¡Puedo notarlo! ¡Mira, tócalas!

ABRIL
¡No!

DANIELA
Y este picor… (Abre la goma de sus bragas y mira en el interior). ¡¡Ahhhhh!! (Las suelta rápido).

ABRIL
Ahora… Ahora no sé qué haces pero empiezas a dar miedo.

DANIELA
(Abandonando el melodrama y volviendo a ser la Daniela de siempre). ¿Sabes por qué nos traen aquí?

ABRIL
Ya te lo he dicho antes. Me traen porque me gusta y me lo paso muy bien.

DANIELA
¡Eeeeeeeeeeeeeeeeng! ¡Respuesta equivocada!

ABRIL
¿Respuesta equivocada?

DANIELA
Es imposible que nos siga gustando esto con la edad que tenemos. Tal vez un día, un cumpleaños de un primo más pequeño que nosotras… ¿Pero todos los fines de semana?

ABRIL
¿Entonces por qué nos traen?

DANIELA
Porque así nos tienen a salvo.

ABRIL
¿A salvo? ¿De qué?

DANIELA
De que un niño se acerque y nos hagamos novios. De que nos dé un beso. ¡De que nos toque el culo!

ABRIL
¡Anda ya!

DANIELA
¿Cuántos chicos de nuestra edad ves aquí? Ninguno. Están todos jugando en la calle o haciendo lo que tengan que hacer… De nuestra edad todo somos chicas ¿Qué pasa con nosotras? Pasa que nosotras estamos aquí encerradas, a salvo de que los niños nos toquen el culo o cualquier otra perversión que pase por la cabeza de nuestros padres. Nos tienen encerradas en una jaula, con barrotes de colorines y textura de goma eva, pero una jaula. Camas elásticas, disparadores, disfraces, toboganes, un tocador, una pasarela, bolas, más bolas, millones de bolas… Una jaula equipada con todo aquello que nos haga creer que la felicidad está aquí dentro y no ahí fuera.

            Silencio.

ABRIL
¡Yo no quiero que un chico me toque el culo!

DANIELA
Tienes razón, querida. Yo tampoco lo necesito. Mejor solas. A mi me basta con sumergirme en la piscina de bolas y dejar que cubran todo mi cuerpo y mis manos para que nadie pueda ver lo que hago. Y tú, ¿cómo lo haces?

ABRIL
(Silencio).

DANIELA
Abril, ¿cómo lo haces?

            Abril se aparta a un lado avergonzada y no contesta.

DANIELA
¿Abril?

ABRIL
(Silencio).

Pausa previa.
Daniela coge un montón de bolas y se las empieza a tirar a Daniela como si fuese una ametralladora.

ABRIL
¡¿Qué haces?!

DANIELA
Es por si no funcionaba con solo una bola.
           
            Silencio.

DANIELA
¿Quieres que me tire un pedo?

ABRIL
(Silencio).

DANIELA
¿Te ha molestado que te contase lo que hago…?

ABRIL
No.

            Silencio.

DANIELA
¿Entonces?

ABRIL
Deja que te haga una pregunta.

DANIELA
Dispara.

ABRIL
¿Cómo puedes…?

            Silencio.

DANIELA
Cómo puedo, ¿qué?


ABRIL
¿Cómo puedes aguantar aquí sabiendo todo lo que sabes?

DANIELA
Ah, eso.

ABRIL
Sí, eso. ¿Cómo puedes aguantar sabiendo que no estamos aquí porque nos gusta? ¿Cómo puedes aguantar sabiendo que todos ellos son unos egoístas? ¿Cómo puedes aguantar sabiendo que el tiempo que estamos aquí no somos más que unas niñas ignoradas? ¿Cómo? Dímelo.

DANIELA
Porque tengo el poder de convertirme en bola. ¿No te lo había dicho?

Silencio.

ABRIL
¿Crees que nosotras haremos lo mismo?

DANIELA
¿Eh?

ABRIL
Cuando seamos mayores. Cuando nos convirtamos en madres, en esposas. ¿Haremos lo mismo con nuestros hijos? ¿Los traeremos aquí para desahogarnos de su presencia? ¿Para olvidarnos de ellos durante unas horas? ¿Para poder decir estupideces y fantasear con encuentros furtivos? Nosotras. Nosotras y todos estos niños y niñas. ¿Haremos lo mismo cuando seamos adultos?

DANIELA
Me temo que sí.

ABRIL
(Preocupada). ¿Sí?

DANIELA
Estamos diseñados a partir de la herencia genética de nuestros padres y eso incluye heredar sus errores y repetirlos. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis, veintisiete, veintiocho, veintinueve, treinta… Cuanto más tiempo pasa más nos parecemos a ellos.

            Silencio.

ABRIL
Hagamos un juramento.

DANIELA
¿Qué juramento? ¿Uno de amor platónico?

ABRIL
No.

DANIELA
Tenía que intentarlo…

ABRIL
Hagamos un juramento de futuro. Uno que no olvidemos nunca.

DANIELA
¿Cuál?

ABRIL
Juremos, aquí y ahora, que no heredaremos los errores de nuestros padres y mucho menos los repetiremos. Juremos que jamás y digo jamás, traeremos a nuestros hijos a un sitio como este.

DANIELA
En caso de que tengamos hijos…

ABRIL
Ni a hijos, ni sobrinos, ni ningún otro niño que entre en nuestras vidas cuando seamos adultas.

DANIELA
Con esa clausula no me libro, fijo.

ABRIL
Juremos que si en el futuro nos volvemos a encontrar en una piscina de bolas, será porque estemos recordando el día que nos conocimos y burlándonos de todo. ¿Está de acuerdo?

DANIELA
Espera.

            Daniela coge dos bolas como si fuesen copas.

DANIELA
(Ofreciéndole una bola a Abril). Sellemos nuestro juramento con un brindis.

            Abril coge una de las bolas.

ABRIL
¡Por nuestro juramento!

DANIELA
¡Por nuestro futuro fuera de aquí!

ABRIL
¿Lo juras?

DANIELA
¡Lo juro!

ABRIL
¡Y yo!

            Las dos fingen beber. Daniela recoge las bolas y las tira de vuelta a la piscina.

DANIELA
Adiós.

ABRIL
¿Adiós?

DANIELA
Llevas demasiado tiempo ahí quieta, de pie.

ABRIL
¿Y?

DANIELA
Si te quieren de verdad seguirá funcionando... Treinta, veintinueve, veintiocho, veintisiete, veintiséis…

ABRIL
¿Por qué cuentas hacia atrás?

DANIELA
Mira. Tus padres se están acercando a la puerta, van a recogerte.

            Abril mira y guarda un breve silencio.

ABRIL
Tengo que irme.

DANIELA
Ahora es cuando te acercas y me besas. Para despedirte… Es lo que pasa en las películas.

ABRIL
Sólo en las películas…

DANIELA
Qué asco de cine que nos motiva a generar expectativas de finales redondos en la vida real.

ABRIL
Tal vez otro día…

            Desconcertado silencio.

ABRIL
Me voy ya.

DANIELA
Adiós.

            Abril empieza a salir.

DANIELA
¡Oye!

ABRIL
¿Sí?

DANIELA
¿Aún recuerdas cómo me llamo?

ABRIL
Claro. Daniela. Y tú, ¿recordarás que tenemos un juramento?

DANIELA
Claro. De futuro…

Abril sonríe y sale. Daniela la sigue con su mirada hasta que desaparece. Unos segundos desorientados, en los que Daniela piensa qué hacer, mientras pierde su mirada entre las bolas. Finalmente coge dos bolas y se las coloca en los ojos, convirtiéndolos en esféricos y saltones. Pone voz de megafonía.

DANIELA
Ding-dong-ding. Familiares de Daniela: Les informamos que la niña se está convirtiendo en bola. Otra vez. No se preocupen, nuestras eficientes monitoras tienen la situación controlada. Sigan disfrutando de nuestra amplia carta de ging-tonics. Gracias por confiar en nosotros para disfrutar en familia. Beeeeeeeeeepp.

Daniela se hunde, lentamente,  en un micro-océano de bolas ignoradas mientras el oscuro se hace sobre ella.

DANIELA

Glup, glup, glup, glup… 

          Oscuro final.

CAPERUZA ROJA

 Ya está en imprenta mi álbum ilustrado juvenil "Caperuza Roja", publicado por @lapagina_48 Una historia muy diferente al cuento q...