sábado, 1 de marzo de 2014

LOS CIEGOS DE JERICÓ (Fragmento)

Recientemente he terminado de escribir el texto teatral "Los ciegos de Jericó". En esta rara comedia dos amigos cuarentones juegan a un extraño juego: Vendarse los ojos y charlar... Alcohol, delirios y trapos sucios se suceden en una noche apoteósica. Os dejo una escena:

ESCENA VIII
NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS
JOSEBA- ¿Sabes lo que me apetece ahora?
MIGUEL- ¿Qué?
JOSEBA- ¡Invadir Polonia!
MIGUEL- ¿Qué tienes contra los polacos? Mi mujer es polaca y lo sabes.
JOSEBA- “La acción se desarrolla en Polonia, es decir, en ninguna  parte…” ¿No recuerdas esa frase de la obra que hicimos en la universidad?
MIGUEL- ¡Ah, sí! Ugú
JOSEBA- Ubú Rey, de Alfred Jarry. Yo quiero invadir Polonia. Quiero ser general. Y poner en el campo de batalla a todos mis soldaditos.

Joseba se levanta y coge el perchero. Se pasea solemnemente montado en el perchero.

JOSEBA- Las tropas bien formadas apuntando a Polonia. Todos ahí bien colocaditos. Y yo me paseo por delante de ellos pasando revista. Vaya caretos que tenéis todo, a cual más feo. Tuertos, desdentados y calvos. Lo grotesco de las batallas empieza por su estética. Luchad o morid. La tierra no es para quienes se la han prometido, sino para quienes van a buscarla. Esperad mis órdenes. (Se sienta en el respaldo de uno de los sillones, apoyándose sobre el perchero). Y mientras yo me tomó el té y me rasco los huevos sentado en lo alto de la colina, ellos van cayendo como moscas en las trincheras por el honor de su general. ¡Disfrutemos del espectáculo! ¡Yo voy a invadir Polonia! ¡Yo!
MIGUEL- ¿Y yo dónde estoy mi general?
JOSEBA- Subido en lo alto de la colina conmigo. Pero tú no eres general. Tú vas a ser  subgeneral.
MIGUEL- ¿Ese rango existe?
JOSEBA- ¡En mi invasión de Polonia sí! Tú serás el emisario que transmita mis decisiones estratégicas a ese montón de leña humana. ¡Sube aquí conmigo y disfruta del espectáculo! ¡Disfrutemos del fuego de la batalla!
MIGUEL- Con su permiso, mi general.

            Miguel se sube al sillón y se sienta junto a él.

JOSEBA- Nuestra invasión no es un antojo, esa gente merece que se le arrebate todo.
MIGUEL- Por supuesto, mi general.
JOSEBA- ¿Ves a ese de ahí que gana dos mil quinientos euros al mes, más cuatro pagas extras y un bonus de beneficios a final de año?
MIGUEL- ¡Lo veo mi general, lo veo!
JOSEBA- ¡Demasiado capital para un solo hombre! ¡Manda a un escuadrón! ¡Que lo liquiden y me traigan sus ahorros!
MIGUEL- ¡A sus órdenes! Tú, tú y tú. Ya habéis oído.
JOSEBA- ¿Ves a ese otro de ahí que tiene un primo en el banco y ha conseguido renegociar su hipoteca y librarse del desahucio?
MIGUEL- ¡Lo veo mi general, lo veo!
JOSEBA- ¡Demasiado amiguismo para un solo hombre! ¡Manda a un escuadrón! ¡Que lo liquiden y me traigan su piso! ¡Y al primo también!
MIGUEL- ¿Qué traigan al primo también?
JOSEBA- No. ¡Que lo liquiden! Me cae mal.
MIGUEL- ¡Sí! ¡Mi general! ¡Sí! ¿O era: General, sí, mi general?
JOSEBA- ¿Ves a ese capullo que ha conseguido pasar de los cuarenta sin casarse, sin hijos, sin hipoteca y follando todos los fines de semana?
MIGUEL- ¡Lo veo mi general, lo veo!
JOSEBA- ¡Demasiada felicidad para un solo hombre! ¡Manda a un escuadrón!
MIGUEL-  ¿Que lo liquiden y le traigan sus…?
JOSEBA- No. A ese que no lo liquiden todavía, primero quiero charlar con él.
MIGUEL- Excelente idea. Lo torturaremos para saber cómo lo ha hecho.
JOSEBA- No. Lo torturaremos para que sufra por su insolidaridad. ¡Aquí todos o ninguno!
MIGUEL- ¡A sus órdenes mi general!

            Joseba se baja del sillón.

JOSEBA- Invadiré Polonia con mis tropas. El lugar que no es ningún lugar y a la vez son todos los lugares. Arrebataré sus posesiones a cada uno de los que poseen. Expoliar. Me gusta el verbo expoliar. Yo expolio, tú expolias y él se jode. Ese verbo me pone cachondo, es increíble el lenguaje.Nosotros expoliamos, vosotros expoliáis y ellos son expoliados. Acumularé todos los bienes posibles y luego especularé con ellos. Inflaré el precio hasta la estratosfera y se los venderé a los mismos pringados que antes eran sus dueños. Les haré creer que los necesitan, que no pueden vivir sin bienes. Seré tan rico que cuando vaya a mear me la agarraré con papel de oro. Y tú, amigo, participarás de mi riqueza.

            Miguel se baja también.

MIGUEL- ¿Lo dice en serio mi general?
JOSEBA- ¡Basta de generales! Eres mi amigo. Hemos vivido de todo durante estos años. Agujeros negros, pozos sin fondo y ciénagas de lodo. Eres mi amigo. Y lo mío siempre estará a tu disposición cuando lo necesites. A veces pienso que si todo se va al garete sólo me quedas tú. Creo que nunca te lo he dicho, pero te quiero. Eres mi mejor amigo. Eres el hermano que nunca tuve. Eres el mejor compañero de viaje que uno puede tener en esta mierda de vida. Eres único. Te quiero cabrón.
MIGUEL- ¡Que grande eres! Yo también te quiero, cabrón.
JOSEBA- ¡Dame un abrazo!
MIGUEL- ¡Por supuesto!

Ambos se buscan a tientas con los brazos abiertos. Finalmente se encuentran y se funden en un intenso abrazo.

JOSEBA- Te quiero.
MIGUEL- Yo también te quiero.
JOSEBA- Te quiero mucho.
MIGUEL- Y yo a ti.
JOSEBA- Te quiero.
MIGUEL- Yo más.
JOSEBA- Te quiero.
MIGUEL- ¿Quieres que te meta el dedo por el culo?

            Largo y eterno abrazo en silencio.

JOSEBA- Ahora no, gracias. Pero me satisface saber que puedo contar contigo, mi subgeneral.

            El abrazo se prolonga un poco más.

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